Disfrutar el momento
Al mirarlo durmiendo en mis brazos, comprendí que no importa
cuántas veces interrumpa mi sueño, o cuántas horas pueda finalmente descansar…
La prioridad siempre va a ser que él esté bien.
¿Eso significa que debo descuidarme totalmente, que yo ya no
importo? Para nada… Significa que entiendo que mi hijo, hoy, a su año y medio,
me necesita de esa forma, con esa intensidad de demanda que por momentos me
sobrepasa.
Antes de ser mamá, no entendía a las mujeres que
permanentemente se mostraban con sus hijos, pensaba si realmente eran así de
felices como parecían en las fotos que compartían, o en verdad intentaban
autoconvencerse de ello… Ahora que lo soy, entiendo que, por más que la
maternidad implique muchas renuncias, todas lo valen cuando recibimos un cálido
y sincero abrazo de nuestros hijos… Que un “mamá”, por más que sea la enésima
vez que lo escuchemos en el día, siempre reconforta el corazón, y que, por
mucho que disfrutemos del tiempo lejos de nuestros hijos, no hay alegría mayor
que el abrazo del reencuentro.
Veo a mi hijo crecer de forma estrepitosa, y pienso, con
temor, en el día en el que ya no sea el bebé que necesita mis brazos para
dormirse… Por más que desee el destete, sé que el día en que no me pida más
“teta” lo viviré como un duelo más… Lo mismo pasará cuando ya no quiera dormir
abrazado a mí, y busque otros brazos en los que cobijarse…
Sé que son frases super trilladas, pero tratemos de
disfrutar de cada día con nuestros hijos… Seguramente, no recuerden muchos de
esos momentos cuando sean adultos, peo estoy segura de que cada uno de ellos
dejará una marca indeleble en su corazón (y también en el nuestro).
Julio de 2021.
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