Acerca del cuidado del terapeuta

Hoy leí un post de la colega María Fernanda Gómez (@mamafonook) acerca de la importancia del cuidado de la salud del terapeuta en el contexto pandémico. Eso me llevó a pensar en el cuidado del espacio terapéutico en términos generales, como un lugar simbólico valioso tanto para el terapeuta como para el consultante. Desde esta perspectiva, cuidar al terapeuta cobra un sentido mucho más amplio, vinculado a la valoración de la terapia en su totalidad.

Cuidar al terapeuta es avisarle con anticipación cuando no podemos asistir al turno, y abonar la consulta en caso de que la cancelación sea sobre la hora… Cuidar al terapeuta es llevarle las órdenes a tiempo para que pueda presentarlas y cobrarlas lo antes posible … Cuidar al terapeuta es avisarle antes de la sesión si no tenés dinero para abonarla, a fin de que quede a su criterio atenderte o no (los profesionales estamos trabajando, más allá de la vocación que podamos tener)… Cuidar al terapeuta es recordarle que te haga ese informe que necesitás, porque tiene muchos pacientes y puede pasársele… Cuidar al terapeuta es pedirle ese informe o historia clínica con anticipación, así puede hacerlo con tiempo, y no enojarte si te dice que no puede entregártelo mañana… Cuidar al terapeuta es validar y respetar su trabajo, evitando desmerecerlo… Cuidar al terapeuta también es plantearle algo que no te gustó de la terapia, para que pueda modificarlo y seguir trabajando juntos, en lugar de interrumpir tu asistencia sin explicarle el por qué. 

Los terapeutas somos personas como cualquiera, más allá de que tengamos una formación específica en salud… Por eso, merecemos respeto, el cual implica una valoración de nuestro tiempo y nuestro trabajo… Por supuesto, ese mismo respeto debemos tenerle a nuestros consultantes, facilitando herramientas para mejorar su calidad de vida y su salud mental. 

Cuidarnos entre nosotros es una premisa básica que todos debemos respetar, para poder trabajar juntos en pos de la salud mental… Tratemos de que el cuidado exceda todos los protocolos que se nos impongan, poniendo en primer plano, siempre, a la persona.