¡Me aburro!


"¡Me aburro, mamá (o papá, o abu)!"... Si tenés hijos de cierta edad, seguro escuchaste esa frase más de una vez... Y, si tus hijos todavía no hablan, es probable que de algún modo lo hayan transmitido.

El aburrimiento a veces es asumido como un problema, como un estado que hay que modificar lo más rápido posible... Nos lleva a presentar a nuestros hijos opciones que los diviertan, que los entretengan (o, sincerémosnos, que los mantengan ocupados y nos dejen hacer nuestras cosas tranquilos).

¿Será que realmente es un problema? ¿... O será que el problema es que no sabemos qué hacer frente a él?

La forma en que gestionemos nuestro propio aburrimiento puede brindarnos herramientas para ayudar a nuestros hijos a enfrentar el suyo, para que puedan transformarlo en posibilidad... Muchos de nosotros vivimos en un estado de hiper ocupación en el que no queda un segundo libre para conectarnos con el ocio.

La creatividad suele ser hija del aburrimiento, del tiempo libre (ese que solemos llenar de planes, desvirtuando su sentido) que nos permite conectarnos con nuestros deseos y pensamientos más originales, los que no solemos tener en cuenta cotidianamente.

Permitamos que nuestros hijos se enfrenten con su propio aburrimiento... Dejemos que lo procesen solos, a fin de que buceen en sus propios deseos y necesidades, animándose a descubrir su maravilloso mundo interno, el cual, seguramente, será más interesante que todos los juguetes, películas y otras tantas cosas que les ofrecemos para llenar ese vacío que, aunque angustiante por momentos, puede ser habitado de mil formas...

¡A abrir la puerta para ir a jugar!

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