“Petit”: reflexionando sobre la Psicología Infantil (y otras cosas)

Hoy presento el análisis de un nuevo capítulo de la serie infantil “Petit”, del cual ya compartí algunas reflexiones basadas en otro episodio.

Capítulo: “Puedo hacerme invisible”

En este capítulo, Petit quiere faltar a la escuela y, junto a su perro Tadeo, piensa una excusa para lograrlo. Se esconde debajo de la cama y, cuando su mamá va a despertarlo, se percata de ello y le sigue el juego, diciéndole que no lo ve. En ese momento, Petit le dice a la madre que no podrá ir a la escuela porque es invisible. 

La mamá se da cuenta de que el niño realmente no desea ir a la escuela, y le pregunta si pasó algo. Esta actitud es muy importante, ya que, en muchos casos, la reticencia de los niños y adolescentes a asistir al colegio se debe a algún problema ocurrido en dicho contexto. En situaciones extremas, puede presentarse fobia escolar, cuando la negación a asistir a la escuela se acompaña de intensa angustia. 

Pienso también en la importancia de que los niños y adolescentes se sientan habilitados a expresar sus pensamientos y sentimientos con libertad, sabiendo que serán escuchados y comprendidos. Esto cobra mayor relevancia si pensamos que a veces los niños están expuestos a situaciones de violencia, incluyendo el acoso escolar, así como el abuso sexual, frente a lo cual es fundamental que sientan la seguridad de que serán escuchados y se creerá en su palabra. Esa es la situación en la que, afortunadamente, se encuentra Petit, cuyos padres siempre se muestran interesados y dispuestos a escucharlo, a pesar de que no siempre están de acuerdo con él. 

En la siguiente escena, el niño se dirige al baño a lavarse los dientes y descubre, para su sorpresa, que no ve su imagen en el espejo. Esto lo lleva a pensar que realmente se ha vuelto invisible. Aquí se aprecia cómo se desarrolla el pensamiento infantil de Petit, el cual refleja las características de la etapa pre- operacional de acuerdo a la clasificación de Jean Piaget. En esta fase predominan la concreción, la rigidez y el egocentrismo, basándose principalmente en aquello que el niño puede percibir con sus sentidos.

Estas ideas llevan a Petit a comportarse como si realmente fuera invisible. Cabe destacar que el niño no atina a cuestionar su idea de invisibilidad pensando, por ejemplo, que tal vez retiraron el espejo del baño; se basa en el hecho concreto de que no ve su reflejo en el espejo, y esto lo lleva a pensar que se ha vuelto invisible, por lo cual comienza a comportarse como si realmente lo fuera. 

En relación a esto, cabe reparar en las actitudes que presentan los amigos de Petit frente a la noticia del “superpoder” del protagonista. Por un lado, Gregorio cree sin cuestionamientos que Petit es invisible; por el otro, Román, desde una visión realista (característica de este personaje), se pregunta: “¿Cómo puede ser invisible si yo puedo verlo?”. Esto no convence a Petit, quien busca corroborar lo que su amigo dice, adoptando diversas poses para verificar si Román es capaz de verlo. Su amigo describe cada una de las posiciones, frente a lo cual Petit, en lugar de cuestionar su poder de invisibilidad, afirma que el problema está en las gafas de Román, por lo cual se las saca y descubre que así su compañero no lo ve. En verdad, esto se debe al problema de visión de Román, no a la invisibilidad de Petit, pero para este último es una prueba de su poder (aquí vemos otra muestra del reduccionismo y egocentrismo característico del pensamiento infantil, que toma en cuenta sólo aquellos hechos que son acordes a las propias ideas). 

Otra cuestión interesante del capítulo es el modo en que la madre de Petit intenta invertir la situación basándose en el supuesto poder de invisibilidad de su hijo. En lugar de retarlo por no querer ir a la escuela, lo convence de asistir diciéndole: “estoy segura de que tus amigos querrán conocer el nuevo superpoder de Petit”. Esta estrategia de la mamá es muy buena, ya que evita confrontar con su hijo e imponerle la asistencia a la escuela; en cambio, opta por mostrarle un motivo que hace de ir a la escuela algo interesante para el niño en ese momento. 

Sin embargo, hay situaciones en las que no es posible convencer a los niños de lo que deben o no deben hacer, ya que, como dijimos en posts anteriores, desde su perspectiva egocéntrica, insisten en lo que ellos desean. Aquí entran en juego las normas sociales, las cuales son transmitidas de adultos a niños, y funcionan como un marco externo regulador del comportamiento en ciertos contextos. Un ejemplo de ello lo vemos al comienzo del capítulo, cuando la mamá de Petit se asoma a su habitación y le dice: “Petit, ¡a levantarse! Hay que ir a la escuela”. Aquí, la madre no da lugar a que el niño exprese si desea o no asistir al colegio, ya que se da por sentado que debe ir; esa es la norma y Petit debe cumplirla.

Por otra parte, si bien es clave que los pequeños internalicen la función de las normas, siendo la familia el primer núcleo social en el cual las mismas se ponen en juego, también es necesario que comprendan el motivo de las decisiones adultas, de acuerdo a la madurez de cada pequeño. Si el niño entiende una regla, es más probable que la cumpla, ya que puede comprender que se trata de una decisión para su bienestar; en cambio, si se lo obliga a seguir las normas sólo “porque lo digo yo” (palabras muy usadas por algunos adultos), el pequeño se acostumbrará a hacer lo que le dicen, dependiendo de las decisiones ajenas, lo cual no favorecerá su autonomía. Por otra parte, la imposición de reglas puede llevar al niño a actitudes rebeldes, como forma de resistencia a la autoridad. 

A fin de concluir este análisis, quisiera rescatar una escena del final del capítulo, en la que Laura, una de las amigas de Petit, afirma que elegiría el poder de la “super- velocidad” para escapar de Bruno, un compañero fortachón cuyas actitudes parecen molestar al grupo, a pesar de que el niño desea ser amigo de ellos (de hecho, los llama “amiguitos”). En un momento, ese niño le saca un sándwich a Laura, y Petit se ofrece a recuperarlo, usando su supuesto poder de invisibilidad. Se acerca a Bruno, y comienza a moverse sin parar, frente a lo cual el niño se siente confundido. Finalmente, Bruno cae al suelo agotado ante Petit y sus amigos, quienes sonríen satisfechos. 

Aquí ocurre algo que desconcierta al grupo: Bruno rompe en llanto, diciendo: “yo sólo quería ser su amiguito”. Esto me lleva a pensar en la importancia del desarrollo de las habilidades sociales, las cuales parecen escasas en Bruno, por lo cual no logra vincularse sanamente con el grupo de compañeros. Tampoco se manifiestan en Petit y sus amigos, ya que buscan burlarse de Bruno, antes que llegar a un acuerdo con él. 

Petit aquí se da cuenta de que se equivocó, y lo expresa diciendo: “eso no estuvo bien”. A fin de reparar su error, se acerca a Bruno y le convida un trozo de sándwich. En ese momento, Petit se percata de que el niño siempre lo vio, pero le siguió el juego, seguramente para que el protagonista lo aceptara como amigo, siendo ésta otra muestra de la falta de habilidades sociales en Bruno, quien debió recurrir a la simulación para recibir la atención de su compañero.  

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