La psicología en el cine. Salud mental, discapacidad y estereotipos


Análisis psicológico de la película “Una mente brillante” (A beautifull mind).  Segunda parte

La mirada de los otros

Un aspecto interesante para analizar a partir de esta película es la mirada de las personas que rodean a John, en diversos momentos importantes de su vida. 
Uno de dichos momentos se observa el inicio de la película, cuando él se presenta con sus compañeros de universidad, quienes se muestran sorprendidos por la falta de tacto del protagonista. Uno de ellos lo describe como un “misterioso genio”, notándose ironía en su tono.
En relación a su vida universitaria, John llega a sentirse un fracasado, sentimiento que es reforzado por la charla que mantiene con un docente, el cual, con buenas intenciones, le hace ver al estudiante que no está avanzando en su trabajo científico. En dicho encuentro, el profesor le muestra al protagonista una escena en la que un docente recibe el reconocimiento de colegas y estudiantes por sus logros científicos. Luego, ya cerca del final de la película, la escena se repite, siendo esta vez John, ya viejo, quien recibe las plumas de los alumnos. Aquí se puede apreciar el cambio en la mirada que los otros tienen sobre él, considerándolo primero un fracasado y luego una persona admirable. 
Este reconocimiento en parte es obtenido por John a través del delirio de grandeza, particularmente en la escena transcurrida en el Pentágono, en la que es tratado como doctor y recibido con honores. 
En otros pasajes, esa mirada de otros desconocidos lo hace sentir perseguido. Esto ocurre, como ser, en la fiesta a la que asiste con Alice, en la cual se siente incómodo frente a la mirada de dos hombres allí presentes, a quienes probablemente vincula con la operación secreta que en su delirio le han asignado. 
De igual forma, la mirada de los otros va marcando el camino al espectador para llegar finalmente al diagnóstico de John como esquizofrénico. Un ejemplo de ello se observa cuando está en el trabajo, y de repente aparece Parcher, con quien el protagonista mantiene un diálogo dentro de su delirio, frente a la mirada desconcertada de un guardia del lugar, siendo éste un indicio de que John se encontraba solo allí. En esa misma escena, su compañero de trabajo se muestra preocupado por el protagonista, al verlo gritar mientras la alucinación de Parcher se retira caminando (claramente no había nadie allí, y esto llama la atención de Sol). 
Una escena fundamental en este sentido es aquella en la que John se presenta en la universidad de Harvard para dar una conferencia, y termina huyendo de la sala al aparecer Parcher y otros hombres. Su conducta en la conferencia ya había sido rara, por lo cual los asistentes lo miraban extrañados. Comienza a correr por la facultad, hasta que finalmente aparece en escena el Dr. Rosen, con quien su esposa se había comunicado previamente para informarlo de la conducta rara que John estaba presentando los últimos días. Luego, unos enfermeros (a quien él toma por rusos) terminan reteniéndolo y finalmente es internado. En esta escena, varios estudiantes de la universidad contemplan a John en este estado, recayendo sobre él la mirada social que suele presentarse sobre el considerado loco. 
Esto también ocurre cuando regresa a la universidad varios años después, con el objetivo de reinsertarse socialmente. Aquí vuelve a presentar delirios de persecución, y regresa la alucinación de Parcher, a quien trata de ahuyentar diciéndole “no eres real”, “la misión no existe”, mientras es contemplado por alumnos y otros asistentes al campus. 
Por otra parte, Alicia también sufre cambios en la imagen que tiene de su marido. Al inicio de la película, admira al John profesor, a quien busca sorprender con su rapidez en la resolución de problemas matemáticos, quedando embelesada por la facilidad que él presenta en este plano. Luego, lo desconoce totalmente cuando comienza a manifestarse su enfermedad, mostrándose aterrorizada por la conducta de su marido, como se observa en la escena en la que John la empuja tratando de protegerla de Parcher, quien en su delirio amenaza con matarla. Más tarde, la imagen positiva de John, que llevó a Alice a aceptar casarse con él, le permite a su esposa mantenerse a su lado, amándolo. 
En cuanto a sus amigos, éstos también se ven afectados por el estado de John, lo cual hace que les cueste acercarse a él. El protagonista parece ser consciente de esto, y afirma que a él le pasaría lo mismo, no obstante, agrega, “tengo que vivir conmigo”. 
Por otra parte, cerca del final de la película, cuando John regresa a la universidad y asiste como oyente a algunas clases, recibe las burlas de algunos alumnos jóvenes a causa del aspecto del protagonista, a quien seguramente toman por un viejo loco, desconociendo su historia y la importancia que tuvo su teoría de los juegos para el mundo académico. 
No obstante, es allí cuando John comienza a recibir reconocimiento por su aporte al campo matemático, una de cuyas muestras es el encuentro que tiene en la biblioteca con un alumno que lo reconoce, y le muestra unas hipótesis en las que estaba trabajando. El estudiante muestra admiración por él, y le comenta que ha estudiado el equilibrio que él había desarrollado allí, al que define como “algo totalmente original”, justamente a lo que John aspiraba siendo joven. Luego, se unen otros estudiantes a la conversación, y Nash termina desarrollando una clase improvisada para ellos. 
Este reconocimiento es coronado por la nominación de John al premio Novel, la cual es tomada por John con mucha sorpresa. Aquí, se destaca la importancia que la teoría de los juegos había tenido para la economía moderna, habiéndose aplicado en muchas áreas de esta última. Lo mismo ocurre cuando, estando él en la facultad junto a otro docente, muchos alumnos y otros profesores se acercan a él y le entregan una pluma, como signo de reconocimiento al aporte que él había hecho al campo científico (recordemos que esta escena es la misma que el docente de John le señaló cuando él no lograba formular una idea original para desarrollar su tesis doctoral). 

La conciencia de enfermedad y la cura en la psicosis

Podemos comenzar este apartado teniendo en cuenta la falta de conciencia de enfermedad que John manifiesta al comienzo de la película, la cual se pone en evidencia en un diálogo que mantiene con su compañero de cuarto, Charles, en el que le dice: 
El proceso de toma de conciencia de su enfermedad en John comienza cuando es evaluado por el Dr. Rosen, frente al cual él tiene un enfrentamiento con Charles, y el médico le pregunta con quién habla, a quién está viendo. Al nombrar John a Charles nuevamente, el Dr. le dice que allí no hay nadie, con la intención de que el paciente reconozca que se trata de una alucinación, no obstante John aún se encuentra inmerso en su delirio y no es capaz de distinguir las percepciones reales de las alucinaciones.
Por otra parte, es fundamental la conversación que el Dr. mantiene con la esposa de John, en la que le comunica el diagnóstico de esquizofrenia paranoide, y la existencia de la alucinación de Charles, a quien Alice consideraba real por los relatos de John, pero que en verdad nunca había visto. Ella en un primer momento rechaza la posibilidad de que su esposo esté enfermo, y acusa al médico que hacerlo parecer un “loco”. Aquí podemos apreciar cómo el reconocimiento de la enfermedad no sólo es difícil para el mismo paciente, sino para su entorno.
No obstante, Alice realmente quiere saber si John está enfermo, por este motivo se dirige a su lugar de trabajo y, contra la voluntad de sus compañeros, entra a su oficina, donde los 3 descubren la cantidad de recortes de diarios y revistas que el protagonista guardaba allí. Es de destacar esta actitud de Alice, ya que no es para nada sencillo para los allegados a una persona psicótica enfrentarse con ese mundo delirante y reconocer la enfermedad. Ella les reprocha por qué no se lo habían comunicado, y Sol le dice que John siempre ha sido “un poco raro”, y que era posible que estuviera trabajando en algo “secreto”, ya que llegaban órdenes que algunos no podían ver. Más tarde, ella se dirige al lugar a donde John llevaba los sobres, y al revisar el buzón, los encuentra, mostrándoselo a él en la clínica. Allí también le dice que Parcher no existe, y que nada de eso es real, que está en su mente, y que él está enfermo. Él no puede aceptarlo, y se retira confundido de la sala. Luego, se observa a John en su habitación de la clínica lastimado, buscando el implante que, en su delirio, le habían puesto para ingresar a la base de operaciones secretas del Pentágono. Aquí él dice que no está, que ha desaparecido y que no puede encontrarlo, aún no puede reconocer que nunca lo tuvo, ya que no hay conciencia de enfermedad en él. 
En relación a esto, el Dr. Rosen le dice a Alice: “La pesadilla de la esquizofrenia es no saber lo que es verdad. Imagínese si de repente se enterara de que la gente, los momentos y los lugares más importantes para usted no desaparecieron, no se murieron, sino peor… Nunca existieron”. Este es el proceso que debe hacer una persona que sufre esta enfermedad para adaptarse a la realidad compartida con el resto de la sociedad, en definitiva, para dejar de ser considerado “loco”. 
En este proceso de recuperación, el humor cumple un rol fundamental. El mismo se observa en diferentes escenas de la película, como ser, aquella en la que Sol va a visitar a John, ya en su casa con su familia, y le presenta a un tal “Harvey”, mostrándose su amigo incómodo ante esta situación. John remata diciendo: “¿Para qué estar loco si no te puedes divertir?”. 
Como suele suceder en estos casos, el protagonista sufre una recaída, vinculada directamente con el abandono de la medicación. Aquí, vuelve a aparecer Parcher, quien ha montado una base de operaciones en el garaje de la casa de John. Alicia descubre esto un día cuando va a juntar la ropa, al escuchar una radio proveniente de esa habitación; deja a John a cargo de su hijo para que lo bañe, y llega justo antes de que el niño se ahogue; cuando ella le advierte que había descuidado al bebé, él le dice que Charles lo estaba vigilando, habiendo regresado también esta alucinación. 
Cabe destacar que, en el proceso de toma de conciencia de la enfermedad, cumple un rol fundamental la alucinación de la pequeña Marcee, la sobrina de Charles. En el momento en que Alicia está por abandonar su casa luego de un episodio en que John la agrede físicamente tratando de defenderla de Parcher, el protagonista logra relacionar los distintos momentos en los que ha interactuado con la niña, remontándose varios años en el pasado, y se da cuenta de que la pequeña no ha crecido durante ese tiempo, lo cual le comunica a su mujer, evitando de esta forma que ésta se vaya de la casa. Al detenerla mientras ella intentaba irse con su hijo en el auto, le dice: “Ella nunca crece. Marcee no puede ser real. Ella nunca crece”.
Una escena interesante en relación a la cura es aquella en la que John, habiendo regresado a la universidad ya siendo mayor, tiene una conversación con su colega Martin, quien le pregunta si las alucinaciones habían desaparecido, y John le responde que no, pero que se había acostumbrado a ignorarlas. Esto permite vislumbrar el carácter estructural de la psicosis esquizofrénica en el protagonista, por cuya causa no logra curarse de la misma, motivo por el cual muchos pacientes deben tomar medicación de por vida. Esto es puesto de manifiesto por John cuando habla con quien le comunica su posible nominación al premio Nobel, a quien le dice: “Yo estoy loco. Tomo las medicinas más nuevas. Pero aún veo cosas que no está ahí. Sólo decido ignorarlas”. Una muestra de ello es la escena final de la entrega de los Premios Novel, en la que aparecen las alucinaciones de Charles, Marcee y Parcher cuando él sale de la sala.
En relación a la conciencia de enfermedad, es importante la naturalidad con la que el protagonista asume la posibilidad de estar alucinando, recurriendo incluso al humor. Esto se puede apreciar en la escena al final de una clase, en la que se acerca a John un hombre desconocido para él y, a fin de descartar que se trate de una alucinación, le pregunta a una alumna si ella también lo ve.

El tratamiento de la psicosis

En la película, se observa el uso de medicación y contención física como parte del tratamiento para la esquizofrenia que padece John. Una muestra de ello es la escena en la que el protagonista es sujeto de manos y pies a una cama, le inyectan insulina y de a poco va perdiendo la conciencia, bajo la mirada de su esposa que lo observa desde fuera de la habitación. Allí le colocan una vía nasal y palillos en la boca para el tratamiento con electroshock, que era común en aquella época para la esquizofrenia. 
Tal es el impacto que genera al espectador este tratamiento que Alice no puede continuar observando a su esposo en ese estado. Aquí el Dr. Rosen le comunica que el tratamiento debía aplicarse “5 veces a la semana durante 10 semanas”, dando cuenta de lo intensivo del mismo. 
Una de las cuestiones a considerar en cuanto al tratamiento son los efectos secundarios de la toma de la medicación, como ser, el deterioro cognitivo y las dificultades en el plano sexual. Estas últimas se ponen en evidencia en una escena en la que la esposa de John intenta estimularlo sexualmente para tener relaciones, y el protagonista no logra excitarse (motivo por el cual decide no tomar más la medicación, y tiene una recaída). En el plano cognitivo, presenta notables dificultades para concentrarse y se lo observa ausente en varias situaciones cotidianas. John se percata de estos cambios en sí mismo, y se lo dice al Dr. Rosen: “… no podía hacer mi trabajo, no podía ayudar con el bebé. No podía… responder a mi esposa… ¿Eso es mejor que estar loco?”. Esto nos permite reflexionar sobre la importancia de una visión integral al momento de tratar la enfermedad mental, contemplando los diversos planos de la vida del paciente, y no sólo los síntomas psicóticos. 
Probablemente por este motivo, el protagonista deja de tomar la medicación, y la guarda en un estuche que tiene en su escritorio. Esto lo lleva a sufrir una recaída, y vuelve a identificar patrones en los periódicos. Esa noche alucina con un soldado al que sigue, y finalmente es interceptado por otros soldados, apareciendo nuevamente Parcher. John confronta a esta alucinación diciéndole: “¡No eres real!”, frente a lo cual Parcher le contesta: “Claro que sí, no seas ridículo”, dando cuenta de la recurrencia del delirio en el protagonista. Él trata de huir de la situación, pero aparecen más soldados, por lo cual podemos pensar que se siente atrapado por su delirio, del que intenta salirse sin éxito. De hecho, alucina nuevamente con la sala de operaciones, que en esta oportunidad ubica en el garaje de su propia casa. Aquí, la alucinación de Parcher desacredita al Dr. Rosen, a cargo del tratamiento de John, y pone en cuestión su diagnóstico de esquizofrenia.  
Durante las escenas en la casa de John, se observa cómo el estado del paciente afecta todo el entorno familiar, especialmente a su esposa, quien por momentos se siente superada por la situación (por lo que descarga su malestar rompiendo el espejo del baño con un vaso), necesitando alejarse de ese ambiente por un tiempo. 
Cerca del final de la película, y como intento de ayudar a su mejoría, John se acerca a la Universidad de Princeton, y va a ver a Martin, su ex compañero de facultad y rival, quien parece tener un puesto importante allí. A partir de una sugerencia de su esposa, el protagonista busca reinsertarse en esa comunidad, ya conocida por él, a fin de frecuentar lugares y vínculos de su pasado. 

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