Mitos y falsas creencias sobre la Psicología


La temática psicológica se ha popularizado mucho en los últimos años, especialmente en nuestro país, en donde cada vez más personas hacen consultas a profesionales de esta especialidad. Asimismo, en los medios de comunicación es común encontrar artículos, entrevistas y notas sobre temas propios del campo, fácilmente accesibles a través de internet.
Sin embargo, entre las personas ajenas al ámbito psicológico suelen circular algunas falsas creencias sobre el mismo, así como sobre las características y el trabajo de los psicólogos. A continuación, analizaremos algunas de ellas.

La psicología no es una ciencia, es una pseudociencia.

Esta falsa creencia relaciona la psicología con disciplinas tales como la clarividencia, el esoterismo y la magia, atribuyendo poderes sobrenaturales a quien la ejerce, tales como adivinación y premonición. En realidad, el profesional psicólogo trabaja en base al material que el mismo consultante le facilita en diálogo con él.
Por otra parte, este mito también se basa en una comparación de la Psicología con otras disciplinas científicas consideradas exactas o naturales. En verdad, la Psicología consiste en una ciencia social, ya que estudia el comportamiento, las creencias y problemáticas humanas teniendo en cuenta la dimensión social del ser humano. Ambos son campos científicos, pero se basan en metodologías diferentes.  

- Ir al psicólogo es para “locos”.

Esta falsa creencia tiene sus orígenes en los comienzos de nuestra profesión, época durante la cual quienes consultaban a estos especialistas eran personas con graves problemáticas, tales como histeria, fobias, psicosis, etc. Con el correr de los años, el acceso a los servicios psicológicos fue extendiéndose cada vez más entre la población, al punto tal que actualmente gran parte de esta última asiste de manera quincenal o semanal a un espacio terapéutico. Esto responde a una toma de conciencia acerca de la importancia de la salud mental en el estado de salud general, no siendo necesario presentar un problema psicológico grave para consultar. Esto habla del rol psicoprofiláctico de la terapia, como prevención.
Por otra parte, se debe tener en cuenta que, así como para consultar a un psicólogo no es necesario padecer graves trastornos, tampoco es obligatorio asistir a un espacio terapéutico. Para hacerlo, es fundamental que la persona esté dispuesta a participar de un proceso de cambio de manera activa, ya que gran parte de la responsabilidad en el mismo le corresponde al consultante.

- Ir a terapia es muy costoso e inaccesible.

Esta falsa creencia tiene sus orígenes en los comienzos de la psicología, particularmente del Psicoanálisis, el cual era accesible únicamente a personas con un nivel adquisitivo elevado, debido al costo de las sesiones. Sin embargo, en la actualidad acceder a un servicio terapéutico es mucho más fácil, debido, entre otras cuestiones, a la cantidad de profesionales que ejercen la psicología en el ámbito clínico. Además, quienes cuentan con una obra social, prepaga o mutual pueden cubrir su tratamiento a través de la misma. Asimismo, en nuestro país existen servicios de salud mental en los hospitales y centros de salud públicos, los cuales son libres y gratuitos (si bien es cierto que suele ser difícil conseguir turnos en los mismos debido a la gran demanda que reciben).
Por otra parte, el tema del costo es relativo, ya que depende del valor que cada persona le de al espacio terapéutico en su vida. Si tomamos en consideración el costo que puede tener, por ejemplo, una salida nocturna o comprarse una prenda de vestir, el valor de una sesión terapéutica no es excesivo, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de la salud mental de quien consulta. El priorizar un gasto u otro depende de cada uno.

- Todas las terapias son muy largas, duran años.

Este mito se basa, en gran parte, en el hecho de que el psicoanálisis tradicional, muy difundido en nuestro país, generalmente consiste en procesos extensos en el tiempo. Sin embargo, en la actualidad hay muchos enfoques terapéuticos focalizados en el motivo de consulta, cuya duración suele ser breve, en algunos casos de unos pocos meses. Todo depende del enfoque y abordaje propuesto por el profesional, así como del motivo de consulta y la evolución que presente el paciente.
Por otra parte, el consultante, siempre y cuando no se halle en una situación de riesgo para la integridad física y psíquica propia y/o ajena, u obligado a realizar terapia por orden judicial, pueden decidir voluntariamente interrumpir su proceso terapéutico, ya sea definitivamente o para retomarlo en otra etapa de su vida. Esto es importante ya que una persona que no esté dispuesta a participar de una psicoterapia, probablemente no presente una actitud colaborativa en dicho proceso. En estas condiciones, es preferible que se tome un tiempo hasta que vuelva a sentir la necesidad y el compromiso necesarios para sostener ese espacio.

- Estudiar y ejercer la Psicología termina volviéndote loco.

Este mito se asocia con la creencia en una especie de “contagio” de la enfermedad mental con la que trabaja el psicólogo, pensando que, a través del contacto con personas con padecimientos psíquicos de diversa gravedad, el profesional terminaría adoptando las características de ellas.
En relación a esta falsa creencia, cabe aclarar algunas cuestiones. En 1º lugar, los padecimientos psíquicos no son contagiosos, como si se tratasen de un virus o bacteria; son subjetivos, afectando específicamente a la persona que los padece; su etiología es compleja y diversa. Asimismo, no se manifiestan de la misma forma en todas las personas, ya que el modo en que cada una reaccione psíquicamente ante las diversas experiencias de vida, depende, entre otras cuestiones, de sus recursos personales, su fortaleza psíquica, la etapa evolutiva en la que se encuentre, etc. Por estos motivos, el estudio de la ciencia psicológica no afecta de forma directa la salud mental de los estudiantes y profesionales, quienes, más allá de eso, pueden sufrir problemas psicológicos motivados por otras cuestiones.

- Las personas que estudian Psicología buscan resolver sus problemas personales.

Si bien en algunas ocasiones esto puede ser cierto, no necesariamente ocurre en todos los casos. Por otra parte, el sólo estudio de la carrera no tiene un efecto terapéutico o sanador en los alumnos, a pesar de que puede brindarle herramientas para comprender mejor algunas cuestiones personales.
Asimismo, es importante considerar que cualquier profesional de la Psicología debe presentar un nivel mínimo de salud mental para poder ejercer la profesión, por lo cual aquellos que presenten trastornos psicopatológicos graves no se encuentran en condiciones óptimas para desempeñarse como agentes de salud. Por este motivo, se sugiere a los estudiantes y profesionales de la Psicología la concurrencia a un espacio terapéutico, a fin de mantener un estado óptimo de salud mental.

- Los psicólogos están sanos y no tienen ningún problema psicológico en sus vidas.

Esta creencia se opone en cierto sentido a la anterior, y se basa en cierta idealización de los profesionales de la psicología, que supone como condición para el ejercicio de la profesión la ausencia total de conflictos y problemas psicológicos. Esto ha llevado a algunas personas a no tolerar ninguna reacción “inadecuada” en los psicólogos y estudiantes de Psicología, como si los mismos tuvieran su salud mental asegurada por el sólo hecho de pertenecer al campo psi. En verdad, los psicólogos somos personas como cualquiera de ustedes, y como tales podemos tener problemas y síntomas psicológicos, si bien los mismos no deben ser de gravedad, para poder ser agentes de salud.

- Los psicólogos psicoanalizan a todo el mundo.

Este mito es muy conocido para quienes ejercemos la psicología; ¿quién de nosotros no ha estado en una reunión social, y al enterarse de que somos psicólogos, nos han hecho consultas sobre cuestiones personales? También es común que algunas personas, frente al primer contacto con algún profesional psicólogo, se sienta inhibido y algo perseguido al creer que éste va a analizar todo el tiempo su conducta y actitudes. En relación a este mito, cabe aclarar dos cuestiones:
1) El Psicoanálisis es una de las tantas orientaciones teóricas y terapéuticas que existen en el campo psicológico, habiendo muchas otras tales como el enfoque sistémico, la terapia gestáltica, la terapia cognitiva, el enfoque humanístico, sólo por citar algunos. Por este motivo, no todos los psicólogos “psicoanalizamos”, ya que este término sólo se aplica para quienes ejercen su profesión basándose en un enfoque teórico psicoanalítico. Cada enfoque tiene modos de comprensión y abordaje de las problemáticas psicológicas particulares y diversos.
2) Los psicólogos no estamos todo el tiempo ejerciendo nuestro rol profesional, el mismo se limita al ámbito laboral, más allá de que los conocimientos teóricos y prácticos no acompañan todo el tiempo. Cuando estamos en una reunión social, lo más probable es que busquemos distraernos y compartir con otros, antes que trabajar. Además, no podemos ejercer la profesión con personas con quienes mantenemos vínculos cercanos.

María Florencia Pesoa.
Lic. en Psicología. M. P. 1.392.
Atención a jóvenes y adultos.


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