Las adicciones en el siglo XXI. TICs y redes sociales



No caben dudas de que vivimos en una sociedad adicta, lo cual puede observarse a diario. Si bien actualmente se da mucha importancia a las adicciones tradicionales, vinculadas al consumo de sustancias, proliferan cada vez más otras conductas adictivas, vinculadas al avance tecnológico y la comunicación digital.
En este breve artículo, los invito a reflexionar acerca de estas nuevas adicciones, sus consecuencias y posibles modos de superarlas.

Aclarando algunos conceptos
Antes de adentrarnos en el tema específico que nos interesa, considero fundamental aclarar y diferenciar los siguientes conceptos:
- Uso: es aquel tipo de consumo que, por su cantidad, frecuencia o por la situación del consumidor, no tiene consecuencias inmediatas sobre este último ni sobre su entorno.
- Abuso: es una forma de consumo que, por su cantidad, frecuencia o por la situación del sujeto, produce consecuencias negativas para él o su entorno.
- Adicción o dependencia: es aquella pauta de conducta en la que se prioriza el consumo, en detrimento de otras necesidades fundamentales del sujeto (Francisco, 2018).
Si bien estas definiciones han sido pensadas primariamente en relación a las adicciones de sustancias, nos permiten reflexionar sobre las conductas adictivas tecnológicas, ya que el proceso neurofisiológico detrás de ambas es el mismo.

¿Adicción o consumo problemático?
Otra diferenciación que debemos hacer es entre los conceptos de “adicción” y “consumo problemático”. Si bien muchas veces suelen usarse indistintamente, refieren a cuestiones distintas.
La Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones (2018) define a la adicción como “la total entrega de la persona a la actividad que le absorbe todas sus actividades diarias y potenciales. La vida gira en torno a dicho consumo, afectando los vínculos sociales, es decir vive para” (p. 44).
Por su parte, considera que el consumo problemático se da “cuando el tipo de vínculo establecido con la sustancia directa o indirectamente produce consecuencias negativas para el individuo o para terceros. Puede o no tener una frecuencia sistemática, incluye el Consumo Episódico Excesivo de Alcohol (CEEA)” (Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, 2018, p. 44).
La idea de consumo problemático nos hace pensar que hay otro tipo de consumo, no problemático. Luego, se pasaría al consumo problemático, y de ahí a la adicción, en un proceso de profundización de la dependencia de la persona respecto de la conducta adictiva, mostrando menos control sobre ella a medida que avanza el proceso de dependencia.
Este proceso se da en personas adultas. No obstante, debemos tener en cuenta que la población infantil y adolescente es mucho más propensa a desarrollar una adicción, debido a la dificultad que presentan para moderar el consumo, en este caso, de las TICs, las cuales, por otra parte, presentan características que las hacen especialmente atractivas para estas edades. Esto los expone a volverse dependientes de su uso, si el mismo no es supervisado por adultos.

Podemos definir la adicción como “una alteración crónica de los sistemas de recompensa o sea de los sistemas del placer” (Caro, s/f). Dicha alteración hace que la persona adicta esté inmersa en un círculo vicioso que parte del consumo, cae en la abstinencia por falta de este último, lo cual despierta la necesidad, y vuelve a darse el consumo. Lo que sostiene la conducta adictiva es la sensación placentera que se produce de forma inmediata tras el consumo.
No obstante, luego de un tiempo sin consumir pueden aparecer síntomas de abstinencia, ya que el cerebro se ha acostumbrado a ella. Este tiempo depende del nivel de dependencia de cada consumidor, siendo cada vez más acotado cuanto más profunda es la adicción. El acostumbramiento hace que se suprima la producción normal de dopamina, un neurotransmisor vinculado con la sensación de placer. Frente a esta supresión, pueden aparecer síntomas de abstinencia, como ser, estrés, ansiedad, irritación, dolor y síntomas físicos, los cuales se intenta controlar volviendo a consumir (Redacción Quo, 2014).
Si bien primariamente estos conceptos han sido formulados para las adicciones a sustancias, nos permiten comprender lo que sucede con el uso excesivo de las TICs, ya que los procesos involucrados son los mismos.

¿Quiénes son los “nativos digitales”?
Una primera definición es aquella que hace referencia al “individuo cuyo nacimiento se produjo cuando las tecnologías digitales ya se encontraban presentes en la vida cotidiana” (Pérez Porto, 2019, párr. 2), es decir, aproximadamente en la década de los ‘90. El autor afirma que “un nativo digital crece rodeado de recursos digitales. Por eso aprende a utilizar dispositivos de este tipo de forma intuitiva y natural” (párr. 3).
La mayoría de los niños, adolescentes y jóvenes actuales ha crecido rodeado de tecnologías de diversa índole, por lo cual podríamos considerar que forman parte de esta generación de nativos digitales. Esto hace que el uso de estos dispositivos sea algo natural y cotidiano para ellos, invadiendo casi todos los ámbitos y momentos de su vida. Por este motivo, es más difícil que consideren excesivo el uso que le dan, ya que es lo que siempre hicieron y hacen la mayoría de los jóvenes con los que interactúan.


¿Por qué las TICs son adictivas?
Para responder esta pregunta, debemos tener en cuenta las características de estas tecnología:
- Inmaterialidad: permiten almacenar grandes cantidades de información en pequeños dispositivos, o acceder a datos de forma remota. Esto se ve, sobre todo, con las fotos y videos que se envían permanentemente a través de programas de mensajería instantánea, como WhatsApp.
- Instantaneidad: el acceso a la información y el establecimiento de contacto con fuentes remotas es inmediato, a pesar de la distancia respecto de la fuente original o de la persona con la que queremos comunicarnos. Por esto, es posible, por ejemplo, buscar información sobre cualquier tema o verificar algún dato con la sola búsqueda del mismo en el servidor de un celular conectado a internet.
- Interactividad: facilitan la comunicación bidireccional, a través de páginas webs, mails, foros, mensajería instantánea, videoconferencias, etc. Esto da la sensación de estar todo el tiempo conectados, y puede provocar cierta “hiperconectividad”, haciéndonos sentir que no podemos dejar de estar pendientes de los miles de mensajes que permanentemente circulan por internet, despertando, en muchos casos, síntomas de ansiedad.
- Automatización de tareas: las TICs son “inteligentes”, por lo que pueden realizar acciones programadas de forma automática, así como anticipar posibles acciones que sus usuarios quieran o necesiten hacer. Por esto mismo, su uso es fácil de incorporar a la vida cotidiana, motivo por el cual es más probable que termine ocupando gran parte del tiempo y de la vida de muchos consumidores.
- Interconexión: se refiere a la posibilidad de conectar dos o más TICs, potenciando sus posibilidades individuales. Esto se ve, por ejemplo, con la sincronización del correo electrónico en la computadora y el celular, o la publicación simultánea de un contenido en más de una red social. Además, los datos de cada tecnología están interconectados, por lo cual, por ejemplo, una red social puede sugerirte como contacto a una persona que figura en tu agenda telefónica o correo electrónico, o a la cual sigues en otra red.
- Innovación: la aparición de nuevas TICs produce cambios constantes en todos los ámbitos de la vida cotidiana, ya sea por las posibilidades que abren, como por actividades que quedan en segundo plano frente al uso de aquéllas, como ser, el encuentro cara a cara o la escritura de cartas en manuscrita.
- Diversidad: se observa dentro de las mismas TICs, habiendo de diferentes tipos, como así también en cuanto al uso que puede dársele (Pérez Hellín, s/f).
Todas las características mencionadas hacen a las TICs sumamente atractivas, especialmente para los nativos digitales que describimos en el apartado anterior. 

Adicción a las TICs. ¿cómo se manifiesta?
Si tenemos en cuenta el modo de funcionamiento de la adicción descrito para las dependencias a sustancias, podemos pensar cómo se manifiesta la adicción a las TICs.
Anteriormente hablamos de la adicción como una alteración crónica de los sistemas de recompensa o placer. En el caso de las TICs, y particularmente en cuanto al uso de las redes sociales, podemos pensar que estos sistemas de recompensa están representados por la cantidad de seguidores, “me gusta” o “compartido” que obtenga una persona en su cuenta. Podríamos adaptar el círculo vicioso de la adicción partiendo del feedback obtenido a partir de una publicación, cayendo luego en una abstinencia por la falta de interacción, lo cual lleva al usuario a hacer una nueva publicación para obtener más interacciones. Esto podría ser una explicación válida para aquellas personas que necesitan permanentemente publicar cosas en sus redes, ofreciendo contenidos que, piensan, serán aceptados por su público. Cuantos más “me gusta” o “favoritos” obtenga una publicación, es más probable que el usuario en cuestión vuelva a hacer otro post similar, a fin de mantener ese nivel de retroalimentación positiva. Esto lo lleva, además, a estar pendiente de estas interacciones, presentando elevados niveles de navegación en las redes.
Lo mismo ocurre en cuanto a las publicaciones de otros usuarios que aparecen en la sección “noticias”, manifestándose la adicción en una tendencia compulsiva a actualizar permanentemente esta sección, a fin de no perderse ninguna nueva publicación.
Los programas de mensajería instantánea también pueden ocasionar una conducta adictiva, llevando al usuario a revisar permanentemente los mismos en búsqueda de nuevos mensajes, así como a compartir todo el tiempo contenido que circula por las mismas.
Por otra parte, hay algunas personas que todo el tiempo están explorando aplicaciones y redes sociales nuevas, no queriendo “quedar afuera” de ninguna de ellas. Por otra parte, estas aplicaciones están pensadas justamente para que las personas terminan “cayendo en sus redes” por la extensión de su uso en la vida cotidiana, que hace que conectarse a ellas sea una necesidad para desarrollar actividades como trabajo y estudio, o para difundir empresas y servicios propios.

Conclusiones
Como toda innovación, las TICs y redes sociales implican un aporte importante en cuanto a las posibilidades de desarrollo que ponen a disposición de sus usuarios. Todas ellas cuentan con muchas y diversas funciones que facilitan en desarrollo de ciertas tareas, y por tanto su uso es muy positivo en muchos sentidos.
Por otra parte, la extensión de las mismas ocurrida en los últimos años ha hecho que invadan todos los espacios de la vida cotidiana, interfiriendo, en muchos casos, en relaciones que hasta hace poco se daban de forma directa. Si bien las TICs permiten tender lazos a donde antes había distanciamiento, por otra parte, su excesivo uso puede alejarnos de aquellos con quienes convivimos a diario. Es responsabilidad de cada uno administrar su uso, y en el caso de niños y adolescentes, de sus padres y educadores. No permitamos que una herramienta se vuelva escollo; tendamos puentes virtuales, pero especialmente humanos.
No olvidemos la importancia de acompañar a niños y adolescentes en la incorporación de las TICs en su vida cotidiana. Si bien pareciera que ellos saben más que los adultos de estas tecnologías (y, de hecho, en muchos casos es así), necesitan que un adulto responsable los guíe en su uso, como un faro que ilumina su camino para evitar los peligros que las redes suponen para ellos.
Como cierre, sólo les recuerdo que muchas veces las adicciones aparecen allí donde no hay palabra; de ahí la importancia de propiciar espacios de diálogo para que nuestros niños y adolescentes charlen con nosotros en lugar de “postear” en las redes aquello que les pasa. 

Bibliografía
Caro, Patricia (s/f). Power Point: Neurobiología de las adicciones. Material de cátedra del Curso Anual Preventores en Adicciones 2019. Fundación “Ave Fénix”.
Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, 2018. Pautas y herramientas para la atención integral (PHAI) frente al consumo excesivo de sustancias, en particular el alcohol.
Francisco, Judith (2018). Diferencias entre uso, abuso y adicción. Extraído de https://lamenteesmaravillosa.com/diferencias-entre-uso-abuso-y-adiccion/.
Pérez Hellín (s/f). ¿Cuáles son las características de las TICs? Extraído de https://madamedelafayette.wordpress.com/cuales-son-las-caracteristicas-de-las-tics/.
Pérez Porto, Julián (2019). Definición de nativo digital. Extraído de https://definicion.de/nativo-digital/.
Redacción QUO (2014). La dopamina, factor clave en las adicciones. Extraído de https://www.quo.es/salud/a41569/mundo-vicios/.



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