¿Cómo favorecer un uso responsable de las redes sociales?
Es innegable que en
la actualidad, pleno sigo XXI, las redes sociales forman parte de la vida
cotidiana de adolescentes, jóvenes y adultos. Casi todas las personas tienen
una cuenta en alguna de ellas, ya sea en Facebook, Twitter, You Tube, WhatsApp
o Snapchat, sólo por nombrar las más conocidas. El uso de estas redes sociales
virtuales se ha convertido casi en una necesidad, siendo el canal de
comunicación preferido por la mayoría de las personas, al punto tal que el no
tener una cuenta en algunas de ellas se transforma muchas veces en un obstáculo
para la comunicación, dada la frecuencia de uso de las mismas.
Como toda
innovación tecnológica, estas redes sociales poseen puntos fuertes y puntos
débiles, de acuerdo al uso que cada persona hace de las mismas. Por un lado, es
innegable que permiten a sus usuarios mantenerse en contacto con personas que
viven en lugares lejanos, o con quienes habían perdido contacto por los
diversos recorridos vitales de cada uno. Asimismo, facilitan la inmediatez en
la circulación de información, lo cual ha permitido en muchos casos resolver
problemas personales, como extravíos de personas, animales o cosas, así como
difundir servicios y productos de diversa índole, convirtiéndose en una
herramienta esencial de marketing, al punto tal de haber dado lugar a un nuevo
especialista, el “Community Manager”, o administrador de redes sociales.
Por otra parte, en
los últimos tiempos el uso de estas redes sociales se ha extendido hasta
abarcar áreas personales e íntimas de la vida de sus usuarios, gracias a
diversos dispositivos tecnológicos, tales como notebooks, tablets y celulares,
que permiten su uso en cualquier lugar y momento. Esto ha hecho que las redes
invadan la vida cotidiana de sus usuarios, al punto tal de adquirir
protagonismo sobre los intercambios reales, cara a cara. Es frecuente ver dos o
más personas reunidas en la calle o en un bar, cada una concentrada en su
teléfono celular, pareciendo ignorar a quienes la acompañan. Además, quienes
tenemos una cuenta en alguna red social vemos cómo muchas personas tienen la
necesidad de registrar todo lo que hacen, ya sea a través de una foto o de un
texto, haciendo públicas facetas de sus vidas que hasta hace algunos años
formaban parte de la esfera privada.
Este
desdibujamiento de las fronteras entre lo público y lo privado pone en riesgo
la intimidad, entendiendo por tal el resguardo de nuestros sentimientos,
pensamientos y vivencias más personales, las cuales son compartidas en las redes
sociales por muchos usuarios. No debemos descuidar el hecho de que estas redes
están conformadas por vínculos con diversos niveles de confianza, al punto tal de
que entre los contactos puede haber desde familiares y amigos, hasta conocidos,
llegando incluso a admitir la “amistad” de quienes ni siquiera se conoce de
nombre. Esto expone a sus usuarios a compartir fotos personales o de sus seres
queridos, así como sucesos privados de su vida, con personas que probablemente
no respeten ni tengan el cuidado que esta información merece.
Sin pecar de
inocentes, bien sabemos que la información que volcamos en las redes sociales
posee carácter público y que las declaraciones de privacidad que han circulado
por algunas de ellas no tienen validez, desde el momento en que cada usuario
acepta las condiciones de uso de la red en cuestión. Por este motivo, es
fundamental reflexionar acerca del uso que hacemos de estas redes, así como de
las necesidades que tratamos de satisfacer a través de ella y de los riesgos
que corremos cuando decidimos hacer una publicación.
Cada usuario de una
red social tiene diversas necesidades personales, tales como aceptación,
socialización, reconocimiento, expresión, entre otras. Si bien no con
exclusividad, las redes sociales ofrecen un terreno fértil para la satisfacción
de las mismas, ya que constituyen una ventana al mundo, a través de la cual es
posible mostrarse a los demás. Hasta aquí no parece haber ningún problema en
ello.
Ahora bien,
debemos considerar que las redes sociales, al ser medios virtuales, permiten la
construcción de una autoimagen que no siempre coincide con la realidad, ya que
cada usuario elige qué mostrar de sí mismo y de su vida, cuándo y de qué modo
hacerlo. Este proceso de construcción está relacionado con la satisfacción de
las necesidades que mencionamos anteriormente, así como con la aceptación o
rechazo de uno mismo, y por tanto con la autoestima.
Esta disociación
que favorecen las redes sociales no es saludable, ya que muchas veces esconde
el rechazo de características propias y la creación de una imagen falsa, en
búsqueda de la aceptación de los demás. Cabe mencionar que esta falsa imagen
suele exaltar la apariencia física, el consumo y los logros personales, rasgos
que son expuestos a los demás, llegando en algunos casos a generarse cierta
competencia con otras personas en base a los mismos, tratando cada uno de
sobresalir ante los demás.
Algunas
recomendaciones sobre el uso de redes sociales
Teniendo en cuenta
las reflexiones anteriores, quisiera compartir con ustedes algunas sugerencias
para un uso responsable de las redes sociales:
1. Hacé un uso moderado de las redes sociales: ser usuario de una red social no implica
tener que publicar absolutamente todo lo que hace. Sé criterioso a la hora de
hacer una publicación, pensando en las consecuencias que la misma puede tener,
especialmente si implica a otras personas (esto cobra mayor relevancia cuando
se trata de niños, quienes no eligen formar parte de la red, ni tienen modo de
evitarlo).
2. Sé consciente de las posibles consecuencias de una publicación, para vos y para
terceros: esto implica hacerse cargo de lo que las personas que acceden a su
publicación hagan con ella, sean comentarios o compartir un contenido. Tené en
cuenta que hacer una publicación presupone que aceptás hacer pública una
parte de tu vida, aceptando las consecuencias que pueden producirse a partir de
ello.
3. Hacé una revisión periódica de tu lista de
contactos: muchos de nosotros aceptamos como contactos a personas con las que
ocasionalmente tuvimos algún intercambio, por motivos laborales, académicos u
ocasionales, habiendo interrumpido este vínculo posteriormente. Si no
deseás que esas personas tengan acceso a sus publicaciones, podés configurar la
privacidad de tu red social, decidiendo a qué información podrán acceder y a
cuál no. Asimismo, es aconsejable eliminar a contactos con quienes no tengas ningún tipo de relación personal.
4. Uso
de las redes sociales en niños y adolescentes: si bien entendemos que prohibir
a niños y adolescentes el uso de las redes sociales puede resultar difícil y
hasta insostenible, se recomienda a los padres y adultos responsables hacer un
seguimiento de la participación de niños y adolescentes en las mismas, así como
de los contactos que tienen, asegurándose de conocer a todos ellos. Si ves entre
los contactos de tu hijo personas a quienes no conocés, preguntale quiénes son y
ponete en contacto con ellas, a fin de asegurarte de que tu hijo no se halla
expuesto a ningún riesgo.
María Florencia Pesoa
Lic. en Psicología. M. P. 1.392
Psicoterapia virtual para jóvenes y adultos
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Me encantó!! Gracias por compartir!!!
ReplyDeleteMe alegro mucho! Gracias a vos por leerlo...
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