Niños: importancia del trabajo integral entre la familia, la escuela y el equipo terapéutico


Actualmente, son muchos los niños que, por diversos motivos, asisten a múltiples espacios terapéuticos con profesionales como psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, terapistas ocupaciones, etc. En algunos casos, estos pequeños concurren a uno o más consultorios dos o tres veces a la semana, pasando gran parte de su tiempo allí. A esto debemos sumar su asistencia a una institución escolar, y posibles tratamientos en el domicilio del mismo paciente.
La familia del pequeño no está exenta de responsabilidades en este proceso terapéutico, al contrario, es quien debe asegurar la asistencia del niño a terapia, y en muchos casos concurrir a reuniones con el equipo terapéutico y/o con la institución escolar. Esto hace necesaria una organización familiar que se adapte a los horarios de escolaridad y terapias del niño, lo cual se dificultad aún más cuando hay otros hijos además del paciente. Algunas familias deciden que uno de los padres abandone sus actividades laborales a fin de dedicarse con exclusividad al hijo que está en tratamiento; en otros casos, los familiares se reparten responsabilidades a fin de asegurar la asistencia del niño a los diversos espacios. Esta situación se complejiza aún más en aquellas familias conformadas por un solo adulto responsable, quien por lo general debe coordinar las terapias y escolaridad de su hijo con sus actividades laborales y quehaceres domésticos.
Por otra parte, como ya dijimos anteriormente, la mayoría de estos niños se encuentran escolarizados en instituciones comunes o especiales. En el caso de los niños integrados en escuelas comunes, además del equipo terapéutico personal del pequeño, interviene un equipo dependiente del sistema educativo, el cual supervisa el proceso de integración. Esto implica un alto compromiso de parte de los profesionales particulares, ya que deberán asistir a las reuniones pautadas por el equipo supervisor, a fin de acompañar el proceso de integración aportando las sugerencias que consideren apropiadas, de acuerdo al trabajo que están llevando a cabo con el paciente.
Cabe mencionar que a algunas de estas reuniones entre el equipo externo, el equipo dependiente de Educación y la institución escolar también asisten los padres o cuidadores del niño, ya que se intenta unificar los objetivos terapéuticos en todos los ámbitos que este último frecuenta, a fin de afianzar el logro de los mismos, así como evitar mensajes contradictorios hacia el niño y/o sus padres que puedan ser contraproducentes a su bienestar.

Hacia una óptima comunicación entre la familia, la institución escolar y el equipo terapéutico

Una de las piezas claves en el trabajo en equipo entre los tres grupos que suelen intervenir en el proceso terapéutico con niños es el logro de una comunicación eficaz, que sea funcional a la salud y bienestar del pequeño, evitando malos entendidos así como la circulación de información contradictoria que terminen perjudicando el proceso.

Para lograr una comunicación óptima, propongo los siguientes consejos:
·     Acordar ciertos canales de comunicación formales entre la familia y la escuela, entre el grupo familiar y el equipo terapéutico, y entre este último y la institución escolar. Algunos de estos medios pueden ser los siguientes:
1.     Entre la familia y la escuela: utilizar el cuaderno de comunicaciones para notificar cuestiones importantes sobre el niño; comunicarse telefónicamente en caso de que se requiera aclarar alguna cuestión para la cual la vía escrita no sea suficiente; solicitar entrevistas personales cuando las opciones anteriores no hayan permitido evacuar las dudas y preocupaciones existentes.
2.  Entre la familia y el equipo terapéutico: pautar reuniones periódicas entre ambas partes, tratando de que participen todos los miembros del equipo, así como ambos padres o adultos responsables.
3.   Entre el equipo terapéutico y la escuela: esta última puede citar al equipo en caso de que quiera conversar personalmente con él sobre algunas cuestiones relativas al niño; además, puede solicitar informes por escrito si no es posible reunirse personalmente; por último, se pueden establecer comunicaciones telefónicas para hacer consultas puntuales.
En algunos casos, de acuerdo a la disponibilidad de horarios y espacios, se pueden plantear reuniones a las que asistan las 3 partes involucradas. Esto evitaría la reiteración de información, así como los malos entendidos y tergiversación de ciertos datos.
·       Evitar las vías de comunicación informal: con éstas últimas me refiero a comentarios hechos en encuentros casuales entre algún miembro del equipo y algún representante de la institución escolar, lo mismo que entre este último y algún familiar del pequeño. Si bien estos intercambios muchas veces brindan información importante sobre la situación del niño, también facilitan la circulación de información no certera así como la tergiversación de esta última, convirtiéndose en un obstáculo para la comunicación eficaz.

María Florencia Pesoa. Lic. en Psicología. M. P. 1.392.
Psicoterapia virtual. Jóvenes y adultos.
Obras sociales. Discapacidad (Consultar).

Teléfono: (0343) 154 543 051 (Paraná, Entre Ríos).




Comments

Popular posts from this blog

A mis amigos... Gracias y perdón

Violencia de género, patriarcado y heteronormatividad

El apto psicológico