Educación de los niños: entre la permisividad y el autoritarismo. Cómo lograr un equilibrio saludable
No caben dudas de que criar y educar a los
niños es uno de los mayores desafíos y responsabilidades que tenemos los
adultos, especialmente cuando se trata de nuestros hijos, en cuya educación los
padres son los principales involucrados.
En el tipo de crianza y educación que brindamos
a estos niños influyen, entre otras cosas, la propia experiencia como niños,
los modelos parentales que hayamos recibido, nuestros valores personales,
fantasías acerca de la maternidad/paternidad, influencia de otros miembros de
la familia, entre otras variables.
Debemos considerar que la conformación de una
pareja parental implica la unión de dos personas con historias de vida
diferentes, las cuales pueden coincidir más o menos en las variables
mencionadas. Esto hace que acompañar el crecimiento y la educación de los hijos
no siempre sea una tarea fácil, siendo en muchos casos uno de los principales
motivos de discordia entre los padres y otros adultos participantes de este
proceso.
Cómo acordar criterios
de crianza entre ambos padres
La llegada de los hijos suele ser un momento
muy especial para cualquier pareja, hayan sido planificados o no. Es indudable
que genera cambios profundos en la vida de ambos progenitores, siendo necesario
reorganizar sus hábitos y actividades cotidianas.
Incluso antes del nacimiento del niño, los
padres deben tomar ciertas decisiones en relación a este último, en las cuales
no siempre estarán de acuerdo en un primer momento. Esto hace necesario
aprender a negociar y ceder en ciertas circunstancias, a fin de evitar que
cualquier situación de crianza se convierta en una batalla en la que cada
progenitor intente imponer sus criterios. Esto cobra mayor relevancia si
tenemos en cuenta que en medio de esta discordia está el niño, quien claramente
se verá afectado por el modo en que los padres logren resolver estas
situaciones.
A fin de lograr aunar criterios que guíen la
crianza y educación de los hijos, es importante que los padres puedan mantener
un buen diálogo, ofreciendo una escucha abierta al otro progenitor. Es
fundamental que ambos adultos se consulten mutuamente en relación a cuestiones
importantes de la crianza de los hijos, para evitar posibles malos entendidos y
discusiones a causa de decisiones tomadas unilateralmente.
Una estrategia que puede ser muy útil en este
caso, especialmente cuando los niños ya tienen edad para discernir algunas
cuestiones, es desarrollar por escrito ciertas “reglas” que ambos padres
aprueben, las cuales deberán ponerse en conocimiento del/los niño/s. Lo ideal
es que las mismas queden expuestas en algún sector de la casa accesible para
todos, en el que la familia suela pasar la mayor parte del tiempo en el hogar.
De este modo, todos estarían en conocimiento de las reglas, y los niños podrían
autorregularse en el cumplimiento de las mismas (siempre de acuerdo a su edad),
sin ser necesario que los padres estén permanentemente recordándoselas. Esto
también servirá a los padres para evitar contradecirse entre sí frente a sus
hijos, lo cual generalmente termina llevando al niño a establecer ciertas
alianzas con el progenitor favorable a sus intereses personales.
Autoritarismo vs.
Permisividad. ¿Cómo lograr un equilibrio saludable?
La modalidad de crianza de los niños suele
oscilar entre dos actitudes extremas, las dos poco favorables: por un lado, el
autoritarismo, y por otro la permisividad.
Por una parte, el autoritarismo se relaciona
con un énfasis excesivo en el rol de autoridad de los padres y otras personas
responsables de la crianza de los niños, quienes pretenden decidir por estos
últimos absolutamente todo, anulando de este modo la capacidad del niño de
conocer sus gustos e intereses, y ejercitar la toma de decisiones. Por otro
lado, la permisividad es aquella actitud opuesta a la anterior, que implica un
“dejar ser” y “dejar hacer” a los niños de acuerdo a sus intereses y
preferencias, privándolos de una guía adulta que les permita tomar decisiones
con conocimiento de las consecuencias de las mismas.
Entre ellas, hay cientos de matices, siendo lo
ideal un punto intermedio, en el que los padres representen para los hijos
figuras de confianza, capaces de marcar un orden, acompañarlos y guiarlos en su
desarrollo, permitiendo a su vez cierto poder de decisión a los niños, el cual
debe ir creciendo de acuerdo a su desarrollo evolutivo. Esto permitirá que esos
niños se conviertan en el futuro en adultos autónomos y responsables, capaces
de construir un proyecto de vida, tomar decisiones y hacerse cargo de las
consecuencias de sus actos.
Participación de otros
miembros de la familia en la crianza de los hijos
Es indudable que la llegada de un hijo es un
momento en el que ambos padres necesitan la colaboración y el acompañamiento de
otros miembros de la familia, especialmente de los abuelos. La participación de
estos últimos suele ser fundamental para la adecuada organización de la nueva familia,
siendo en muchos casos necesaria su colaboración en el cuidado y acompañamiento
de los niños en ciertos momentos del día y de la semana, de acuerdo a las
actividades de los padres.
El hecho de que otros miembros de la familia
participen en el cuidado de los niños hace que aquéllos puedan influir en
algunas decisiones respecto de estos últimos, muchas veces en clara oposición a
la forma de crianza elegida por los padres de los pequeños. Esta actitud no es
positiva de ningún modo, por varios motivos: en primer lugar, puede despertar
un conflicto en los niños, al no saber a qué adulto responder; por otra parte,
es motivo de discordia entre padres y abuelos u otros familiares; por último,
puede favorecer el establecimiento de ciertas alianzas entre el niño y el
cuidador que favorezca sus intereses personales.
En relación a esta situación, es importante
destacar que los principales responsables de la crianza y educación de los
niños son sus padres, quedando la opinión del resto de la familia supeditada a
la de éstos, quienes, en todo caso, deberán dialogar como adultos para
establecer ciertos acuerdos con los parientes involucrados.
Comments
Post a Comment