Cuarentena y cambios emocionales. ¿Cómo sentirse estable afectivamente entre el encierro y la incertidumbre?

Hace varios días, comenzamos el proceso de reclusión parcial debido a la pandemia de coronavirus que ha llegado a nuestro país, así como al resto del mundo. No obstante, a partir del día viernes el encierro se volvió obligatorio, hemos quedado todos confiscados en nuestros hogares sin poder salir.

Esta situación afecta a cualquier persona, debido a que implica un cambio en las condiciones de vida a las que estábamos habituados. Analicemos algunas cuestiones puntuales de esta problemática.

1. Encierro: la situación de reclusión total puede convertirse en una fuente de ansiedad, especialmente para aquellas personas que presentan dificultades previas en este sentido, como ser, síntomas de claustrofobia. Más allá de esos casos especiales, todos necesitamos, a diario, renovar energías cambiando de entorno, interactuando con otros y relacionándonos con el mundo externo, incluyendo la naturaleza. La imposibilidad de hacerlo suele despertar sentimientos y sensaciones que son vividos como negativos, como ser, ansiedad, angustia, intolerancia, enojo, entre otras.

Algunas estrategias para superar estas dificultades:

-        Si tenés patio o terraza, tratá de pasar tiempo en estos espacios. Si esto no es posible, pero contás con alguna ventana que de a la calle, o vivís en un departamento con balcón, realizá tus actividades cotidianas cerca de ellos.

-      Mirá fotos y videos de lugares al aire libre. Si bien no es lo mismo que estar en ellos, observar estas imágenes puede ayudarte a no sentirte tan recluido en tu casa.

-     Utilizá diversos espacios de tu casa: no pases todo el tiempo en el mismo ambiente, variá los espacios en los que te desenvolvés. Por ejemplo, si te toca trabajar desde tu casa, hacelo en un ambiente que funcione como oficina; las actividades recreativas o de esparcimiento llevalas a cabo en otro ambiente, a fin de poder diferenciar los momentos.

-        Mantenete en contacto con el mundo externo: hoy en día, internet y las redes sociales funcionan como una ventana al mundo cuando no podemos salir de nuestras casas. ¡Aprovechalas!

-     Continuá con tus actividades cotidianas: en la medida de lo posible, tratá de sostener aquellas actividades que estabas realizando, por más que no puedas hacerlas fuera de casa. Por ejemplo: si estabas yendo al gimnasio, armá una rutina de ejercicios para hacer en tu casa; si ibas a un taller artístico, continuá haciendo trabajos de esa disciplina en tu hogar; si asistías semanalmente a alguna reunión comunitaria, propiciá intercambios virtuales con los miembros del grupo, etc.

2.   Limitación de encuentros sociales: el encierro trae aparejada la interrupción de las reuniones sociales, ya que no podemos movernos de nuestras casas. Esto genera malestar debido a que los seres humanos somos sociables por naturaleza, necesitamos interactuar y reunirnos con otros, ya sean familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Frente a esta realidad, afortunadamente contamos en la actualidad con muchos canales de comunicación, que, si bien no reemplazan los encuentros personales, hacen más llevadera la distancia.

Para superar esta limitación, podemos recurrir a las siguientes alternativas:

-          Mantener videoconferencias a través de los medios tecnológicos disponibles (WatsApp, Skype, Zoom, Instagram, etc.)

-          Realizar llamadas telefónicas frecuentes a aquellas personas que no sean usuarias de las nuevas tecnologías, especialmente los adultos mayores.

-          Compartir con familiares y amigos fotos y videos de los momentos vividos dentro de cada hogar, a fin de hacer más llevadera la distancia física.

-          Proponer juegos y otras actividades para realizar de forma conjunta y por medios virtuales. Un ejemplo de ello son las cadenas de juegos que han comenzado a circular en los últimos días vía WatsApp.

-          Crear grupos de WatsApp o Facebook para mantenerse en contacto con amigos, familiares y/o compañeros de trabajo.

-          Retomar el contacto virtual con personas de quienes nos hemos distanciado en el último tiempo.

3.       Incertidumbre y temor: esta es una emoción que nos invade a todos, por diversos motivos:

-      Desconocimiento de la enfermedad: el Coronavirus es una enfermedad nueva para todos, de la que se tiene poca información. Por este motivo, no se sabe a ciencia cierta cuáles son sus efectos a largo plazo, ni existe una vacuna ni modo certero de tratarla.

-        Sobreinformación: los medios de comunicación permanentemente están difundiendo información sobre el estado actual de la pandemia, actualizando día a día la cantidad de afectados y de víctimas fatales.

-  Expansión permanente de la enfermedad: lamentablemente, por la falta de respeto a las recomendaciones gubernamentales para la prevención de la enfermedad, el número de personas contagiadas va en aumento día a día, si bien nuestro país cuenta con pocos enfermos y fallecidos.

Para superar estos sentimientos, debemos:

-         Consultar sólo fuentes seguras y oficiales para informarnos acerca de la enfermedad.

-     Evitar aquellas noticias acerca de la pandemia, si las mismas generan ansiedad y angustia en nosotros.

-        Seguir las recomendaciones difundidas para prevenir la enfermedad.

4.   Cambios en el plano laboral: debido al estado de cuarentena total en el que nos encontramos desde el día viernes, la mayoría de las personas han interrumpido su asistencia a sus lugares de trabajo. En algunos casos, el trabajo presencial ha sido reemplazado por el Home Office (trabajo virtual o remoto); en otros, esto no ha sido posible, ya que las tareas inherentes a algunos puestos de trabajo requieren la asistencia presencial. Esto los deja vulnerables frente a un posible contagio de la enfermedad, especialmente a aquellos trabajadores del sector salud, quienes se encuentran en contacto directo con posibles afectados al virus.

Uno de los sectores más afectados por esta situación es el conformado por trabajadores independientes, muchos de ellos monotributistas y el sector comercial, cuyos ingresos dependen del trabajo diario. Algunos trabajadores se ven imposibilitados de desarrollar su labor, lo cual afecta directamente sus ingresos económicos. Esto suma preocupaciones a las ya producidas por la pandemia, sobre todo teniendo en cuenta que no se sabe hasta cuándo se va a perpetuar la cuarentena.

Dejo aquí algunas recomendaciones para sobrellevar estos cambios:

-       Si has interrumpido tu actividad laboral: tratá de organizar las tareas que quedaron pendientes, a fin de que, cuando retomes tu trabajo, puedas volver al ritmo habitual lo antes posible.  Hace algunas tareas que quedaron pendientes, siempre y cuando puedas llevarlas a cabo en tu casa. Mantenete en contacto con tus compañeros de trabajo, así no perdés conexión con ese ámbito de tu vida. 

-      Si estás trabajando desde tu casa: establecé un lugar y horarios fijos de trabajo, a fin de poder diferenciar los momentos laborales de aquellos de esparcimiento. Mantené ordenado tu lugar de trabajo, tratando de darle un clima laboral y no doméstico. Respetá los horarios de descanso que solés tomarte en tu lugar de trabajo.

5.   Tiempo libre: el encierro nos obliga a replantearnos el uso que solíamos darle a nuestro tiempo libre, debido a que debemos interrumpir o modificar algunas actividades que realizábamos fuera de nuestro domicilio. Les dejo algunos consejos para aprovechar de la mejor forma posible este tiempo:

-      Aprovechá este período para hacer aquellas cosas que durante el año no podés, ya sea por falta de tiempo o porque priorizás actividades fuera de casa.

-         Armá un listado de tareas hogareñas pendientes, como ser, acomodar el placard, separar ropa que ya no usás, guardar la ropa de verano, etc.

-    Comenzá a leer algún libro que te interese, o ver alguna película o serie que tengas a disposición.

-          Propiciá encuentros virtuales con amigos y familiares.

-          Si podés, decansá el cuerpo y la mente, a fin de recuperar energías para seguir.

María Florencia Pesoa.

Lic. en Psicología. M. P. 1.392.

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